Claro está que quedarse en casa es la mejor opción para protegerse y proteger a otras personas del COVID-19, sin embargo, tal como la consigna del hashtag#elamornoesturismo que circula en distintas redes sociales, muchas personas se encuentran en la necesidad (física, económica, de salud, emocional etc.) de retornar a diferentes lugares del mundo.
Estas personas que hemos ido poco a poco emprendiendo los recientes viajes autorizados después de largas esperas y aplazamientos de reservas aéreas (con las tantas frustraciones y dramas que el tema ha acarreado, incluso en conflicto con las aerolíneas) hemos podido observar la “nueva normalidad que se está implementando en los aeropuertos”. Desde luego, creo que no es posible decir que la experiencia actual de viaje es maravillosa, pero si puede serlo el reencontraste con los suyos después de este tiempo tan crítico para la humanidad.
Si al revisar los motivos del viaje y nuestras prioridades y vemos necesario, pues adelante, de lo contrario valdría mejor la pena abstenerse un poco más y tener un poco más de paciencia. Los desplazamientos en verdad están siendo estresantes. Aunque después de tanta espera ver a los que más queremos y sentirnos más seguros hace que todo lo malo pase a un segundo plano.
Vuelo Lima- Medellín.
Se ha especulado en redes que los aeropuertos en general están abarrotados de personas y que el contacto entre las mismas ha sido excesivo, sin embargo, entre conocidos he recibido referencia de que no es así en la magnitud como se plasma en algunas redes sociales, yo misma pude constatar que la afluencia del aeropuerto tal vez es una cuarta parte de lo que solía ser antes, de igual manera, supongo que esto dependerá de los horarios de mayor demanda.